Mostrando entradas con la etiqueta palabrejas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta palabrejas. Mostrar todas las entradas

miércoles, 16 de diciembre de 2009

El retrete

Hoy quiero, en honor a mi madre*, recuperar una palabra con mucha tradición y mucho sabor añejo, que es la palabra retrete.

Retrete es una palabra que está perdiendo terreno en las últimas décadas debido al avance imaparable del anglosajón water. Por supuesto, no vale compararlo con baño, aseo ni servicio, porque aquí nos estamos refiriendo exclusivamente a ese indoro que no lo es, a ese lugar tan poco noble aunque no lo sea el vocablo que lo designa.

La palabra retrete procede del catalán o provenzal retret, ya que en su origen hacía referencia a lugar donde un@ se retira por un breve periodo de tiempo, para luego pasar designar más especificamente el lugar donde evacuamos o hacemos de vientre, como dice mi abuela.

En conclusión, creo es una pena que tan sabroso vocablo esté cayendo en desuso, de manera invito a todo el mundo a sumarse a mi campaña de recuperación del retrete.

* Mi madre tiene varias palabras favoritas y una de ellas es sin duda el retrete que hoy es objeto del blog. Siempre se queja del poco uso que se le da a tan histórico vocablo y de hecho, pocas veces habré oído salir de su boca alguno de sus sinónimos. Y hablando los favoritos de mi madre, otro día hablaré de ser más viejo que carracuca y del parto de la burra.

....................................................................................................................................

P.S. Tengo mis dudas acerca del color de fondo de mi nuevo blog... ¿Qué os parece? ¿Votos a favor del negro? ¿Votos a favor del blanco? Agradeceré saber vuestra opinión.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Antojo

1. m. Deseo vivo y pasajero de algo.
2. m. Juicio o aprehensión que se hace de algo sin bastante examen.
3. m. Lunar, mancha o tumor eréctil que suelen presentar en la piel algunas personas, y que el vulgo atribuye a caprichos no satisfechos de sus madres durante el embarazo.
4. m. coloq. P. Vasco. Fastidio, asco, hastío.
5. m. pl. ant. anteojo (‖ instrumento óptico).
6. m. pl. germ. grillos (‖ de los presos).


Me encanta la palabra antojo, por cómo suena, por lo que significa, porque me encanta poder decir que tenemos un antojo cuando nos encaprichamos* con algo y, más aún, por su etimología: la palabra antojo procede del latín ante ocŭlum, es decir, 'delante del ojo', aquello que se nos pone a la vista y nos apetece muchísimo aunque no sea el momento adecuado.

Y ojo a la tercera acepción, porque es muy graciosa también...Qué sería de esta lengua sin la etimología popular y sin ese vulgo que hace que se creen y transmitan expresiones de ese tipo.

...........................................................................................................................................

*Capricho, otra palabra muy curiosa. Procede del italiano capriccio, una palabra que sin duda suena muy italiana (a mí me hace pensar incluso en los nombres de las pizzas en algunos restaurantes). Ahora bien, sobre el origen de capriccio, hay tesis divergentes: una lo vincula al latín capra, oséase, cabra, y otra, según la cual, capriccio sería la suma de capo (del latín caput, 'cabeza') y de riccio, que en italiano significa 'rizado'. En cualquier caso, creo que tengo que consultar el Corominas a ver qué se dice de todo esto, y puede ser que dedique al capricho un nuevo post ;)

sábado, 16 de febrero de 2008

El tesoro de la lengua de Cervantes

¡Qué maravilla, qué privilegio ser hispanohablante! Me di cuenta de ello hace poco, cuando hice esa afirmación rotunda esperando mi suela de zapato racalentada en un New York Pizza de Amsterdam. La noche anterior había soñado que no podía articular palabra en mi propria lengua materna, qué atrocidad.

La lengua materna es un gran invento. Parece que cuanto más controlas una segunda lengua, más cuenta te das de que no hay nada como la lengua materna de un@. Casi nunca es igual.

Es un suerte ser hispanohablante en esta vida. Te puedes comunicar con millones y millones de personas. Puedes leer a Quevedo, o a Borges, o Vicente Huidobro. Puedes dezir frases como estar sudando la gota gorda o marear la perdiz. El español con sus hipérboles es una lengua de coña a la par que fermosa.

Y no sólo eso, sino que además posee todo un compendio de bellas y divertidas palabrejas, con sus sufijos, sus prefijos, su etimología tan graciosa. Mis favoritas son tentempié, antojo, berenjenal, desquiciar, quizá, pordiosero, zarrapastroso, retrete, destetar, algarabía, alféizar, enseres, párpado, senectud, pitorreo, pinrel, libélula y jubilarse. Y me quedo sin decir otras muchas, más las que me invento yo, como damosa o tilanilla, y más las muchas que me quedan por aprender (y que aprenderé, sin duda).

Creo que no dejaré nunca de maravillarme ante este tesoro de la lengua de Cervantes. Ya lo decía Sebastián de Covarrubias, y quánta raçón tenía...